Cuando la lactancia materna se convierte en celebración mundial hay mucho en lo que pensar. ¿Os imagináis que nuestros ancestros aplaudieran cada toma de un bebé al pecho? ¿que cada hábito saludable fuera una fiesta? ¿os imagináis que se animaran por cada paso dado al andar (pero al caminar sobre las piernas, no es metafórico)?
Cuando la salud se convierte en un acto de promoción mundial y nos cuestionamos la primacía del derecho a elegir sobre la salud individual, familiar o colectiva, hay mucho que pensar.
Este año la Semana Mundial de la Lactancia Materna se ha celebrado en todas las provincias porque además del trabajo incuestionable de los numerosos Grupos de Apoyo en nuestra Comunidad, hay una intención clara de apoyo a la promoción de la salud desde diversos organismos, uno de ellos la Junta de Castilla y León y su Servicio de Promoción de la Salud. La lactancia materna se ha convertido en una prioridad de salud porque es indiscutible su incidencia en salud, aunque seamos capaces de cuestionar tantas premisas a su alrededor.
La lactancia materna es un seguro en la era del plástico y la contaminación, en la era de agotamiento de los recursos, de las prisas, del trabajo remunerado, mal pagado y con ilusiones de conciliación que no se realizan.
La lactancia materna es sentarte para amamantar a tu hijo y ralentizar el tiempo, es alimentarlo y disfrutar de esa vacuna gratuita de calor y de templanza, de prolactina y de oxitocina. Es mirar en tu regazo y sentir que en tu vida, en este momento hay paz, hay salud, hay futuro, hay amor.
El año que viene seguiremos celebrando la vida, la dicha y la salud... a vuestro lado.
Raquel.
Monitora de LLL en Segovia.
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