Cuando has decidido amamantar enseguida te topas con esta máxima: "No, no. Para amamantar no tengas en cuenta el reloj. Tienes que dar el pecho A DEMANDA". Lo escuchas al pediatra, a la enfermera pediátrica, a la matrona, en el grupo de apoyo, se lo oyes decir a la cuñada que amamantó prolongadamente y a la amiga que ha tenido un bebé sólo unos meses antes que tú. También puede ser que escuches todo lo contrario... Sin embargo las agencias de salud infantil (OMS, AEPED...) y las autoridades en lactancia materna (LLLI), efectivamente recomiendan a las madres que ofrezcan el pecho a demanda, -y también el biberón-. Lo hacen así por excelentes razones: la principal, sólo el bebé sabe realmente cuándo y cuánto necesita comer en cada ocasión. ¡No siempre tenemos el mismo hambre ni la misma sed! Para que esté bien alimentado debemos dejar que sea nuestro bebé quien marque los tiempos a lo largo del día. Además existen unas pautas que nos sirven como referencia para que todo vaya en orden. (Y si tenemos dudas, es conveniente acudir al médico de nuestro bebé).
Así que, volviendo a nuestro tema, para prepararte para la lactancia, intentas hacerte una idea clara de lo que significa realmente amamantar a demanda: lees, observas, preguntas incluso...
Puede que si haces esto último te lleves una sorpresa, pues "A DEMANDA" admite a menudo variadas interpretaciones.
Para unos será dar el pecho "más o menos" cada 3 horas, para otros dar el pecho cuando "toca" pero siendo flexibles, para otros es ofrecer el pecho a demanda del bebé pero "no cuando no tenga hambre"... no se malacostumbre y te tome por un chupete. Para algunas madres dar el pecho a demanda significa estar con la teta fuera todo el día, disponible para el bebé. Bien, pues... esto último puede ser lo más parecido a la realidad.
Comparado con la imagen tradicional que tenemos de cómo criar a un bebé, -es decir, ofreciéndole el alimento un número exacto de veces en un intervalo de tiempo concreto-, alimentar a demanda parece dinamitar literalmente esta imagen, al pasar el testigo al bebé, a sus necesidades y a las tuyas propias. Prepárate, porque vas a tener que romper prejuicios bien establecidos, no sólo externos, sino también propios, bien interiorizados. Ésto puede suponer un reto, sobre todo al principio y es tan importante que merece un espacio en el blog.
Dar el pecho cuantas veces quiera tu bebé y cuando tú lo veas necesario (no cuando lo dicte un reloj) favorecerá el éxito de la lactancia. Proporciona el alimento necesario y estimula una adecuada producción de leche. Un bebé puede sentir hambre, sed, y necesidad de consuelo o de relajarse para dormir en diferentes momentos, y en cada uno de ellos necesitará mamar distinto tiempo y distintas cantidades. Es muy inusual que su pauta individual sea siempre "cada x horas x minutos de cada pecho", y en contra de lo que se piensa, tampoco es así en el caso de los niños alimentados con fórmula.
Bien. Volvamos a la lactancia. La leche materna, al ser el alimento natural para el bebé, se digiere fácil y rápidamente y enseguida el bebé está presto a tomar más. Además la composición de la leche es tal que proporciona al bebé la base para un sueño y una relajación óptimas. Así que, a menudo, va a pedir mamar sólo para dormirse a gusto o para consolarse al succionar, no por hambre o sed. He aquí por qué los bebés amamantados demandan muy frecuentemente estar al pecho. El pecho les proporciona todo o casi todo lo que necesitan. Es importante saberlo. Ellos saben lo que quieren y llorarán para conseguirlo si es necesario. Si piensas que quiere más leche, aunque apenas media hora (o antes) hizo una toma, es buena idea volverle a ofrecer más pecho, quizá necesite ahora el postre o solamente desea conciliar el sueño a tu lado mientras con su succión estimula tu producción. Para ambos supone ventajas. Por ello se insiste en fomentar la idea de la lactancia a demanda.
Dar el pecho a demanda supone observar al bebé y ofrecerle la teta a la menor señal, sin forzar: cuando hace el gesto de hociquear, cuando busca, gime, protesta, llora, o cuando una misma cree que lo necesita, sin importar la razón. Es estar accesible y disponible. La ventaja de amamantar a demanda es enorme porque no tenemos que preparar nada, sólo desenfundar un pecho y ponernos cómodas con el bebé. Si lo pensamos es muy sencillo, tan sencillo como ofrecer la teta con naturalidad sin cuestionarse "cuándo, cada cuánto, cómo y por qué". Tal y como hacían las madres (en muchas partes lo siguen haciendo), llevando a sus hijos acomodados en el pañuelo o fular, vientre con vientre contra ellas, ofreciendo barra libre a lo largo del día.
Es fácil de decir y un poco más complicado de llevar a cabo, ¿verdad? A veces no es posible y hay que hacer esperar al bebé, y no pasa nada. Pero las verdaderas dificultades no son tanto de caracter práctico y logístico, que también, sino sobre todo cómo se interpreta la lactancia sin horario fijo en nuestro entorno y en nuestra propia mente. Si nuestras personas de referencia -y nosotras mismas- lo asumen/asumimos como natural todo será más fácil. Pero si opinan cosas como:
- "Pero, ¿otra vez le estás dando teta?"
- "¿Y no será que se queda con hambre?"
- "Hija, le vas a malacostumbrar".
- "Mira que se te van a macerar/agrietar los pezones".
- "Los niños necesitan un horario desde el principio, para hacer bien la digestión".
- "Quizá no tienes suficiente leche"
- Etc, etc...
Ufff, es fácil que mine nuestra moral y nuestra seguridad, especialmente si es la primera lactancia. A veces estos desafortunados comentarios obligan a una madre tomar una decisión no deseada, como imponer horarios, restringir las tomas de pecho, o reducir el tiempo en cada pecho,... lo que inhibe la producción y desequilibra la ingesta necesaria de alimento. Y a su vez puede llevar a introducir un biberón de fórmula. Todo por temor de no tener leche suficiente. El gran temor de toda madre lactante, que por supuesto, quiere lo mejor para su bebé, y bajo ningún concepto desea que pase hambre.
En mi experiencia como madre de un hijo no amamantado con el que seguí un horario rígido de tomas y dos amamantadas a demanda, puedo entender la enorme diferencia que supone la experiencia de crianza y las dudas e inquietudes que ello a veces puede suscitar. ("Los bebés de la tele y de las películas no piden cada rato, y no se pasan el tiempo en brazos y en la teta, ¿no? Y el de la vecina tampoco. Así que necesariamente el mío es distinto y yo estoy haciendo algo mal").
Lo cierto es que cada bebé es distinto uno de otro, y sus necesidades varían con el paso del tiempo, y a lo largo de cada jornada. Por eso es imposible crear una pauta de alimentación que satisfaga las necesidades únicas de todos ellos. En consecuencia es preciso abrazar el concepto de lactancia a demanda.
Como monitora de LLL he conocido a muchas estupendas madres que han encontrado que la primera vez que han practicado la lactancia a demanda les ha supuesto una experiencia intensa, un desafío, al tener a veces que ofrecer el pecho "muy seguido" desde la última toma (percepción subjetiva que depende de la expectativa que tenga la madre y su entorno). Muchas de ellas han pasado una fase en la que temían equivocarse, incluso perjudicar la crianza de su bebé. Algunas han tomado la decisión de introducir un suplemento para no correr el riesgo de que su bebé se quede con hambre. A pesar de lo ensalzada que está la lactancia a demanda, está muy interiorizada la creencia de que los bebés que demandan antes de 2 o 3 horas lo hacen porque la madre no produce suficiente leche y necesita "una ayuda", y que lo ideal es distanciar las tomas. Hay diversas "razones" esgrimidas para ello y, qué curioso, ninguna la observan los bebés reales ni tampoco están avaladas por la OMS ni por las agencias de salud.
La lactancia a demanda, o dar el pecho a la demanda del bebé y de la madre, es una "sencilla receta" para lograr una lactancia plena y exitosa, y puede ser una experiencia vivida con tranquilidad y positivismo, pero a veces puede generar ansiedad, al provocar un conflicto con las expectativas de la propia madre/entorno cercano, con su percepción cultural como madre capaz y/o con su autoconcepto como mujer organizada y planificadora del tiempo.
En fin, puede llegar a ser todo un acto de confianza y de empoderamiento materno el incorporar la lactancia a demanda en la vida cotidiana: confianza en que el bebé sabe lo que necesita y que ella, la madre, -no el reloj, ni una pauta arbitraria- es capaz de ofrecerle todo lo que necesita.
Anabel Barriga Martín
Monitora de la Liga de La Leche en Valladolid
Madre de Diego, Laura y Jimena
(En la foto, mi hija pequeña y yo, al poco de incorporarme al trabajo).