martes, 16 de octubre de 2018

FUNCIONAMIENTO DEL PECHO II: INTERFERENCIAS QUE PUEDEN AFECTAR A LA LACTANCIA



      Hace unas semanas hablábamos sobre el funcionamiento del pecho a nivel hormonal. Si te interesa esa entrada, puedes encontrarla pinchando aquí. A modo de resumen recordaremos que la lactancia se rige por tres hormonas, la prolactina, que es responsable de la producción de leche, la oxitocina, que es responsable de su salida, y el FIL, que inhibe la producción de leche cuando los pechos no se vacían.

      La producción y la composición de la leche varían por la actuación de estas tres hormonas en función de:
  • La frecuencia de las tomas
  • La duración de las tomas
  • La cantidad de leche que se tome de cada pecho
       La lactancia es una maquinaria muy perfecta, pero para que esté bien engranada, estas tres variables han de estar en equilibrio, así nos aseguraremos de que tanto la cantidad como la composición de la leche son siempre las adecuadas a las necesidades del bebé. Y es el bebé el único que sabe  cómo manejar estas variables, por lo que siempre se dice que la lactancia materna funciona "a demanda". Sobre este tema puedes encontrar una entrada muy interesante aquí.

      En la entrada de hoy vamos a hablar de cómo distintas acciones pueden afectar el funcionamiento de la mama incluso suponer interferencias que nos ocasionen problemas más o menos graves. Partimos también de la base, de que la hipogalactia (baja producción de leche) real, es una patología con una incidencia tremendamente baja, por lo que a priori, podemos afirmar que salvo raras excepciones,  la baja producción de leche durante la lactancia, se debe en la mayoría de los casos a interferencias externas sobre el mecanismo.

    Como ya comentamos en su día, la prolactina actúa directamente sobre la producción de leche, y se produce sobre todo cuando el bebé succiona. Cuanta más succión, más leche se produce. Cuanto menos succione el bebé, menos leche se produce, por lo tanto, todo lo que suponga limitar la succión y el tiempo que el bebé permanece al pecho, afectará directamente a la producción de leche reduciéndola. Cuando un bebé recibe un biberón en el hospital sin necesitarlo, (el famoso biberón pirata),   cuando se espacian las tomas buscando que el bebé siga un horario, o que "aguante" más tiempo entre tomas,  cuando los primeros días se pasa el día durmiendo y nos da pena despertarlo..., se está disminuyendo la producción de prolactina y por tanto la producción de leche.

      Hasta la aparición de las leches adaptadas,  tener asegurada una buena producción de leche era  casi lo único que podía garantizar la supervivencia de una cría, por lo tanto no es de extrañar, que la Naturaleza haya dotado a los bebés de una capacidad de succión muy importante. Tanto es así que la succión es uno de los reflejos más importantes del bebé en su primer año de vida, y durante los primeros meses podríamos decir que es casi una necesidad vital.
   
      Cuando un bebé succiona (además de estimular la producción y alimentarse, por supuesto), su organismo produce hormonas relajantes que inducen al sueño, por lo tanto, si esa necesidad de succión se ve satisfecha fuera del pecho (por ejemplo con un chupete), no sólo estaremos provocando que la producción de leche disminuya, sino que el bebé puede caer en un sueño profundo, lo que puede retrasar la siguiente toma, y reducir aún más la producción de leche y así entrar en un bucle. Si disminuye mucho la producción, es muy posible que la ganancia de peso se resienta y la madre tenga acudir a suplementos de leche artificial, lo que provocará que el bebé disminuya aún más la frecuencia de las tomas (la leche artificial es mucho menos digerible que la leche materna y los bebés alimentados con leche artificial suelen espaciar más las tomas que los bebés amamantados), lo que provocará que disminuya aún más la producción de leche. Por este motivo es muy habitual que cuando una madre comienza a suplementar con biberones cada vez produzca menos leche.


      Por lo tanto, vemos que dos grandes interferencias para que la lactancia funcione, son los biberones innecesarios y el uso de chupetes.  Tienes información útil sobre suplementos en este enlace.

      En cuanto al uso del chupete, esto es lo que dice al respecto la Asocición Española de Pediatría, que en general aconseja evitar el chupete hasta que la lactancia materna esté completamente instaurada. Antes de eso, el uso del chupete, puede fácilmente escatimar una o dos tomas al día, y lo que creemos que es una solución a nuestros problemas, puede que sea todo lo contrario.

      Como decimos, la necesidad de succión es casi vital para el recién nacido, ya que es la manera de asegurarse tanto la cercanía a la madre, para tener el alimento siempre cerca disponible, como la cantidad de leche necesaria en todo momento. Por eso es más habitual que un recién nacido se pase casi 24 horas de 24 pegado a la teta, que pase largos periodos sin acordarse de ella.


      Otra interferencia muy frecuente es la que se produce cuando intentamos  seguir un horario, tanto en cuanto a la duración de las tomas, como en cuanto al espacio de tiempo entre ellas. El típico "diez minutos de cada pecho cada tres horas", "no le des antes de las tres horas", "no lo dejes demasiado tiempo en cada pecho"... interfieren tanto en la cantidad de leche que se produce como en  su composición.  Veremos cómo: 


  Como ya contamos en otra ocasión, la composción de la leche varía durante la toma. La primera leche es rica en agua, porque su función es hidratar rápidamente. Según va pasando el  tiempo la composisción varía y la leche se hace más rica en azúcares, proteínas, hasta llegar  a la última porción de leche que es la más grasa, es decir, la que más engorda.  El tiempo en el que cada bebé tarda en alcanzar esa porción grasa de leche, es muy variable, pero cuando son recién nacidos, lo habitual es que las tomas sean bastante largas. Según van pasando las semanas y los meses, los bebés van aprendiendo y especializándose, y las tomas pueden hacerse en muchísimo menos tiempo, pero,  si limitamos el tiempo de las tomas, puede que el bebé no tome la cantidad de leche que necesita, y que la poca que tome, tenga un bajo contenido en grasas.  Es muy posible que cuando retiramos al bebé del pecho, o se quede con hambre, o pasará poco tiempo hasta que lo tenga. Si tenemos una pauta de duración de las tomas, lo normal es que también nos hayan dicho que las tomas sean cada x tiempo, por lo que si de una toma se ha quedado con hambre, es muy difícil que llegue a pasar el tiempo "reglamentario" sin que el bebé llore. Y llorará. Y llorará de hambre, pero no lo hará porque no hay suficiente leche, ni porque la que hay es "como agua", llorará porque no le ha dado tiempo a tomar toda la leche que necesita, y encima se ha dejado la más grasa, la que más sacia, sin tomar.  Un bebé con esta pauta de tiempos (o cualquier otra), es un firme candidato para que comience a tener una ganancia de peso deficiente, por lo que si el pediatra no indaga en las causas por las que la lactancia no está funcionando y  no le da pautas correctas,  recomendará suplementar. No olvidemos que el bebé se está quedando con hambre, por lo que se tomará el biberón, se llenará la tripita con leche que no extraerá de los pechos, succionará menos tiempo y menos veces, el pecho producirá menos leche y volvemos a entrar en el bucle. 

      ¿Y cuánto tiempo dura una toma?  Eso no se puede saber, depende de muchos factores, como la fuerza del bebé, la eficacia de la succión, el hambre que tenga, el sueño, en ese momento, si está pasando por un estirón y necesita estimular más el pecho... como no se puede saber, es importante  que el bebé esté al pecho todo el tiempo que necesite. Además, ya  sabemos que la teta nunca es demasiada, y que además cuanto más mame, más leche habrá,  por lo que lo ideal es que sea el propio bebé el que decida cuándo deja de mamar.

    ¿Y cuánto tiempo se puede esperar que el bebé de manera natural deje pasar entre una toma y otra? También es imposible de saber. Por muchos motivos, ya que la leche como hemos comentado varía su composición (al contrario que la leche de fórmula, que es igual siempre). Y la composición varía a lo largo de la toma, a lo largo del día y a lo largo de la lactancia. Puede que la toma anterior se haya quedado dormido antes de terminar de comer, por lo que es posible que en poco tiempo tenga más hambre. Puede que haga mucho calor y simplemente necesite hidratarse. Pueden pasar muchas cosas, y sólo el bebé sabe lo que realmente pasa para que vuelva a pedir teta, pero como hemos visto, es su mecanismo para regular la producción, así que lo mejor, ante la duda, es ofrecer el pecho siempre que lo pida. Inciso: el llanto es una señal tardía de hambre. Antes de llorar, el bebé ya ha hecho ruiditos y señales buscando el pecho, se ha agitado, etc etc.

    También es habitual que bebés que al mes mamaban cada tres horas, por ejemplo, a los tres meses lo hagan cada hora en tomas más cortas (o no...). Esto puede ser incluso más acentuado en las tomas nocturnas. Si en lugar de interpretar estos cambios como una simple adaptación de la producción a las necesidades del bebé, y pensamos que en lugar de avanzar, vamos hacia atrás (en esta sensación suele tener bastante que ver las expectativas sobre la crianza en general y sobre la lactancia en particular, que casi nunca se adaptan a la realidad), corremos el riesgo de caer en la creencia de la que la lactancia no está funcionando, cuando en realidad es todo lo contrario.

     Lo mejor por tanto, es olvidarnos del reloj, literalmente.  Desterrar de nuestro vocabulario palabras como "aguanta", o "tarda", "no le toca", porque la lactancia es algo que se inventó mucho antes que los relojes,  y querer adaptarla a ellos puede ocasionarnos más ansiedad que sosiego.

     Ya hablamos en su día de que la oxitocina es una hormona presente en casi todos los momentos placenteros de la vida, y por ello se la conoce como la "hormona del amor".  La oxitocina es la responsable de que la leche fluya.  Al ser una hormona presente en muchos procesos, procesos que por un motivo u otro pueden necesitar ser detenidos, hay otra hormona que inhibe sus efectos en caso necesario, es decir, cuando nuestro cerebro interpreta que es necesario  (por ejemplo, si una gacela que se pone de parto tiene que salir huyendo de su depredador). Esta hormona es la adrenalina. La adrenalina es esa hormona que el cuerpo libera cuando estamos sometidos a  estrés, cuando detectamos un peligro o cuando simplemente nos dan un susto.  Cuando el cuerpo está produciendo oxitocina, y de repente es sometido a una situación de estrés, la adrenalina que se produce anula la acción de la oxitocina. Seguro que muchas veces habéís oído, o incluso os ha pasado, tener una perra o una gata  que no podía parir si no estaba sola. O que una mujer estaba de parto pero durante el traslado al hospital (el cuerpo identifica un posible peligro) le pararon las contracciones. Es el efecto de la adrenalina anulando la acción de la oxitocina. La acción de la adrenalina es siempre temporal, es decir, que un disgusto,  interrumpa la producción de leche, es siempre algo temporal, ya que la adrenalina permanece en sangre poco tiempo. Puede ser que ante una situación de estrés, un susto, una presencia no deseada, por ejemplo, la madre tenga la sensación de que la leche no fluye, pero no pasa nada, si deja al bebé a su aire, al final la la leche saldrá. 

     Las madres pueden estar sometidas a estrés y la lactancia puede verse afectada de manera puntual, pero si se deja al bebé al pecho cuando y cuanto necesite, seguro que se las apañará y la lactancia seguirá su curso.  El problema es más grave cuando ese estrés que sufre la madre, se basa en las dudas en cuanto a su capacidad para amamantar. Una casa abarrotada de gente en el postparto, una madre asustada, cuyo bebé llora porque la leche no fluye en ese momento, que comienza a dudar sobre su capacidad como mamífera, con un entorno que no favorece su confianza, o mucho peor, que le haga dudar aún más de ella, que la convenza de que no tiene leche suficiente, de que si leche es como agua, de que su bebé "aguanta" poco tiempo, tiene muchas papeletas para aceptar un biberón que lejos de ser la solución, será  un problema.

   
La lactancia es un mecanismo diseñado para funcionar. Eso no quiere decir que una lactancia exitosa no pueda encontrar dificultades, pero casi siempre se pueden solucionar. Si estás en un momento en el que tu lactancia por el motivo que sea está fallando y acabas de detectar por qué, es muy posible que estés a tiempo de intentarlo si lo deseas. Si es así, busca ayuda, busca mujeres que hayan amamantado de manera satisfactoria, rodéate de una buena red de apoyo. Si has recibido pautas que contradicen lo que acabas de leer, busca información en fuentes oficiales y fiables.  No olvides que no todas las indicaciones que recibimos las madres proceden de expertos en lactancia. A veces, el mejor intencionado de los consejos puede suponer una interferencia y dificultarlo todo.

     Hay muy pocas ocasiones en las que una madre no pueda producir la leche suficiente para su bebé (o para varios bebés). Muy pocas. Incluso en esos casos, hay madres que deciden llevar a cabo lactancia seca y tienen una experiencia totalmente satisfactoria. 

    Si deseas amamantar, con la ayuda y la información adecuadas, podrás conseguirlo.  En La Liga de la Leche, estaremos encantadas de formar parte de tu red de apoyo.
      

Paloma Arribas
Monitora de  LLL en Valladolid








    

     

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