Siempre me ha resultado curioso lo que las mamás lactantes
encontramos en común entre nosotras. Es muy frecuente que cuando nos reunimos,
o en simples encuentros, cuando el tema de la lactancia sale a relucir, salgan
a su vez historias de lactancia de lo más variopinto, algunas de ellas,
fascinantes. Fue así, de historia en historia, cuando descubrí hace ya unos
años que existía la lactancia seca. La lactancia seca, es la que se lleva a cabo
sin leche de por medio, o al menos sin leche materna de por medio. Es por tanto
la que no tiene un fin nutritivo.
La verdad es que el nombre lactancia seca, no me gusta en
absoluto. Para mí la palabra “seca”, no
sé si por deformación profesional, es
sinónimo de “yermo”,” inerte”, y son adjetivos que no considero que califiquen
al pecho de una madre. Creo que el pecho
de una madre es siempre amoroso, aunque no mane leche de él. Incluso es amoroso aunque el bebé por el
motivo que sea no llegue a prenderse de él. Tampoco me gusta el término “lactancia no
nutritiva”, porque si bien es cierto,
que la OMS habla de la lactancia materna únicamente en términos de aporte de
nutrientes, todos sabemos que las
personas, y especialmente los bebés, no sólo necesitan alimentar su cuerpo, y que hay necesidades, como la de contacto y afecto, tan importantes como la necesidad de alimento. La llamaré
por tanto lactancia sin leche materna.
Quien amamantó lo sabe, y como dije en otra ocasión: “En la
lactancia la leche no es lo de menos, pero tampoco es lo de más”. ¿Y si no es sólo leche de lo que hablamos, de
qué hablamos entonces? Pues de calorcito, de seguridad, de tranquilidad,
de apego, de consuelo, de calma, de sentirse poderosa, de conocimiento mutuo,
de vínculo, de paz, de abrazo, de miradas …
También es cierto, que todas esas cosas se pueden dar al bebé de muchas otras maneras, y las madres,
alimentemos como alimentemos, somos especialistas en hacerlo. Mediante abrazos,
besos, achuchones varios, canciones incluso desafinando, y dando el biberón con todo el amor del mundo, por supuesto.
Pero si la lactancia materna es todas estas cosas y muchísimas
más, no es de extrañar que muchas madres decidan disfrutar de una lactancia sin
leche materna.
¿Y cuáles son los
motivos por los que se llega a una lactancia sin leche materna?
Pues pueden ser muchos, vamos a repasar algunos de ellos:
En el caso de hipogalactia, es decir, baja o nula producción
de leche.
Hay madres que a pesar de no haber conseguido una producción de leche
(aquí cabe recordar que se calcula que únicamente un 2% de las mujeres pueden
sufrir hipogalactia real) deciden seguir ofreciendo el pecho a sus bebés, y
bien el bebé recibe el alimento de un relactador, mientras está prendido al
pecho, o bien se puede dar la leche por otro medio y colocar al bebé al pecho
para satisfacer otras necesidades.
Las opciones
son tantas como mamá y bebé deseen, porque cada lactancia la escriben ellos
dos.
Otro motivo puede ser el caso de mamás no gestantes, como
pueden ser las madres adoptivas o el caso de familias compuestas por dos
mamás, en las que una de las dos es madre gestante y la otra no gestante.
Sobre el primer caso me viene a la memoria el caso de una
mamá adoptiva que sin haber oído hablar
de este tipo de lactancia, cuando tuvo a su bebé en brazos, lo único que le
pedía el cuerpo era ponérselo al pecho, y ella fue la primera sorprendida en
ver cómo el bebé se agarraba y comenzaba a succionar.
Sobre el segundo caso, leí hace unas semanas el caso una
familia en la que una de las dos mamás había dado a luz por cesárea, y al
encontrarse ella tan agotada en el hospital habían animado a la otra mamá a que se
colocara al bebé al pecho. El bebé se agarró con tanta fuerza y naturalidad, que ambas
continuaron ofreciendo el pecho. Las
dos mamás distinguían perfectamente cuando el bebé tenía hambre de cuando sólo
quería chupar, y bromeaban sobre qué teta quería en cada momento.
También existen casos de madres que en su día destetaron y
por algún motivo el bebé se volvió a agarrar al pecho pero ya no se recuperó la
producción y la lactancia continúa por un tiempo más pero sin producción de leche.
Algunas veces, durante el embarazo, la producción de leche
se detiene, pero este no es motivo suficiente para que un bebé o niño decida destetarse, y la madre y el niño continúan su lactancia felices.
Incluso hay casos en los que en una lactancia de un niño
mayor, la mamá se encuentra con que estaba haciendo lactancia sin leche sin ni
siquiera saberlo, cuando, llegado el destete el pequeño le confiesa cómplice que hace tiempo que ya no sale nada :) .
Paloma Arribas
Monitora de La Liga de la Leche en Valladolid
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