Pasa muchas veces.
El grupo de apoyo se reúne y salen muchas cuestiones. La lactancia se mezcla con muchas vivencias y emociones en la mujer. Es su puerperio. Y a veces, es imposible desentrañar los temas para poder centrarnos en lo que compete a La Liga de la Leche: la lactancia.
Por supuesto, hay veces que la cuestión que se plantea es indisoluble de la lactancia. Pero hay otras que no.
En los grupos virtuales, este tema es aún más peliagudo, porque para empezar, suele haber una cantidad mucho más grande de participantes y las monitoras, convertidas para la ocasión en moderadoras, no podemos poner cara e intenciones a todo el mundo.
Entramos entonces en una dinámica, la de la Mezcla de Causas, que las monitoras deben parar y encauzar.
Muchas madres nos preguntan por qué. Algunas se van de las reuniones con la sensación de haberse quedado a medias. ¿Por qué insistimos tanto en no mezclar temas? ¿Por qué la lactancia materna es nuestra única causa? Pues porque para que una mujer se sienta apoyada, debe centrarse en lo que le une al grupo, y no en lo que la separa de él.
Una mujer debe poder identificarse, para empezar, con la monitora que va a apoyarla y a ayudarla. No puede sentir que una religión o su ausencia, o una idea política, o un determinado tipo de crianza, la separa emocionalmente de la monitora. ¿Cómo va a confiar en la mujer que la acompaña si se siente juzgada? Aunque no lo sea.
Además, cuando hablamos de tipo de crianza, podemos abrir la caja de los truenos. Por alguna razón, tendemos a percibir la manifestación abierta de un tipo de crianza distinto al nuestro como un ataque frontal a nuestra forma de hacer. La crianza está tan íntimamente unida a nuestro subconsciente, a nuestros anhelos, traumas, deseos, que es difícil racionalizar el hecho de que otro puede hacer las cosas de otra forma y además decirlo. Es como cuando hablamos de la "polémica" entre las mujeres que amamantan y las que no. Que sin que realmente exista una polémica (la evidencia científica, objetiva, es la que es, y no admite opiniones, sino realidades distintas y eso no es polémico, porque entra en la libertad de cada uno) parece que las madres se tiren a la yugular de la de enfrente cuando ven que su opción no es la propia.
En ese sentido, nosotras, como monitoras, podemos presentar las distintas opciones si éstas están relacionadas con la lactancia, pero no tomar partido por una.
Un ejemplo claro es el tema del colecho, que sale en casi todas las reuniones. Es fácil que la monitora encargada de la reunión plantee el tema de compartir cama con el bebé si una madre (o varias) manifiesta un cansancio inhabilitante debido al número de tomas nocturnas. Entonces se presenta el colecho como una opción para facilitar el descanso, pero entendiendo siempre y poniendo en todo caso por delante, el hecho de que hay familias que no desean ni remotamente un contacto así con su bebé.
De la misma manera, hablamos de las vacunas, de llevar en brazos, de la introducción de sólidos o papillas, etc.
Porque para todas, lo importante es sentirse unidas, apoyadas, sostenidas y aceptadas, y por encima de todo, no juzgadas. Y para eso, lo mejor es centrarse siempre en lo que nos une y obviar lo que nos separa.
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