Se recomienda comenzar a introducir los
alimentos complementarios alrededor de la mitad del primer año. Antes de este
tiempo, el sistema digestivo del bebé no ha madurado lo suficiente como para
digerir y procesar adecuadamente ningún otro alimento que no sea la leche
materna. Hay que fijarse si el bebé está listo. Las señales que indican que el
niño ya está listo para otros alimentos incluyen: si el bebé se sienta solo sin
ayuda, si ya no empuja hacia afuera con la lengua alimentos que se le den a
probar, si muestra un interés genuino en lo que usted come, si intenta
alimentarse por sí mismo.
Los
bebés varían ampliamente en cuanto a la edades a la cual están listos para
alimentos complementarios. Esperar hasta que su bebé de señales que muestran que está listo le ayudará
a prevenir alergias en el futuro.
Un
bebé exclusivamente amamantado probablemente no necesitará ningún otro alimento
hasta que cumpla 6 meses.
Sin
embargo, cada niño es diferente - algunos bebés están listos para otros
alimentos un poco antes de los 6 meses, y otros no están listos hasta un tiempo
después.
Busque
las siguientes señales:
- un
incremento en el número de veces que el niño pide mamar que no se
relaciona con una enfermedad o con la erupción de dientes,
- interés
creciente en los alimentos que otros consumen en la mesa,
- la
habilidad de sentarse solo,
- el que ya
no use la lengua para sacar de su boca algún alimento que llegue a probar
- y la
habilidad de tomar cosas en las manos y llevárselas a la boca.
Cuando su bebé comience a comer mayor cantidad de otros alimentos, no se le olvide darle el pecho primero, antes de ofrecer los demás alimentos. También sepa que el bebé no necesita grandes cantidades, solo una cucharadita para empezar. Los demás alimentos aún no son tan buenos para su bebé como la leche materna. Durante el primer año, el bebe solo se estará acostumbrando a otros sabores y texturas. El plátano machacado es un alimento muy fácil con que empezar y la mayor parte de los bebés lo aceptan bien. Comidas altas en proteína siguen después - un hueso de pollo para que el bebé mordisque (aunque no tenga dientes), carne tierna y en trozos muy pequeños, etc. Es bueno esperar para introducir los huevos y la leche de vaca hasta después del primer año de vida.
La filosofía de la Liga de La Leche en cuanto a la nutrición se aplica a los bebés que comienzan a comer otros alimentos así como al resto de la familia: "Una buena nutrición significa ingerir alimentos sanos y variados, tan cerca de su estado natural como sea posible". No es necesario comprar potitos para bebé.
La asociación española de pediatría hace las siguientes recomendaciones:
La situación ideal es que el niño permanezca los 6 primeros meses con lactancia materna exclusiva. Pasado este periodo, se introducen en la dieta alimentos distintos de la leche. A esto se denomina alimentación complementaria(link is external). Son alimentos que “complementan” la leche, pero NO la sustituyen. La leche (preferiblemente materna) sigue siendo la principal fuente nutritiva durante todo el primer año de vida y una fuente importante de nutrientes en el segundo año y después.
A partir de los 6 meses de vida, las necesidades nutricionales del niño aumentan y la leche no cubre sus requerimientos. Por otro lado, desde el punto de vista psicomotor, la mayoría de los bebés ya están preparados. Son capaces de mantenerse sentados, muestran interés por los alimentos, pueden cogerlos y llevarlos a la boca. Además, a esta edad se pierde el reflejo de extrusión, que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua. También saben mostrar hambre o saciedad con sus gestos. Es, por tanto, la edad idónea para comenzar a probar nuevos alimentos, sabores y texturas.
A los 8 meses, la mayoría de niños también pueden consumir alimentos que se pueden comer con los dedos. A los 12 meses, la mayoría de los niños puede comer el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia
La lactancia materna sigue ofreciendo un aporte nutricional importante pasado el primer año de vida. Debido a que la leche materna tiene un contenido de grasa relativamente alto comparada a la mayoría de los alimentos complementarios, es una fuente clave de energía y ácidos grasos esenciales. La leche materna es mucho más que un alimento. Además de aportar una tercera parte de las calorías diarias a un niño de 1 a 3 años, protege de infecciones, mejora el desarrollo intelectual y emocional y previene enfermedades a largo plazo. ¡Y suele ser algo agradable para ambas partes! Por todo ello, es aconsejable mantener la lactancia mientras la madre y el hijo lo deseen
Existe un reconocimiento creciente de que la alimentación complementaria óptima está relacionada no sólo con el qué se come, sino también con el cómo, cuándo, dónde y quién alimenta al niño.
Entre
los 6 y 12 meses se pueden introducir prácticamente todos los
alimentos, salvo los pequeños y de consistencia dura (como los frutos secos,
trozos de zanahoria cruda, uvas), por el riesgo de atragantamiento. El orden es
totalmente indiferente. No es necesario ceñirse a un estricto calendario de
introducción que puede provocar frustración y confusión a los padres. No
obstante, es aconsejable ofrecer cuanto antes alimentos que contengan hierro,
como las carnes y los cereales enriquecidos con hierro.
Lo ideal es ofrecer alimentos propios de la zona, según la
cultura y los gustos familiares, introduciendo gradualmente una dieta variada y
agradable. La comida es un acto social, por lo que es buena idea que el niño
coma con el resto de la familia, probando los mismos alimentos y aprendiendo de
ellos.
Al principio, no se deben dar alimentos que pueden
contener muchos nitratos (como la remolacha, espinacas y zanahoria). Tampoco se
debería añadir azúcar ni sal durante el primer año. Después, es conveniente
utilizar pequeñas cantidades de sal yodada.
En cuanto al gluten (contenido en el trigo, cebada y
centeno), lo más adecuado es introducirlo en pequeñas cantidades, al mismo
tiempo que se continúa dando el pecho. Dejar que el niño mordisquee un trozo de
pan es una forma fácil de ofrecerlo.
Si
el bebé hace un mínimo de 4 tomas de pecho diarias,
no necesita otros alimentos lácteos (como yogur, queso, “leches artificiales”
en papillas). No es necesario introducir “leche artificial” para preparar las
papillas de cereales industriales en un bebé amamantado. Algunas alternativas
son prepararlos con leche materna extraída, con las verduras o con las frutas.
Se pueden utilizar cereales que se disuelven en agua, sémola de arroz (cereal
sin gluten) o sémola de trigo, pan o pasta (cereal con gluten).
La leche de vaca no se debe dar antes de los 12 meses de
edad (puede producir microsangrado intestinal). Los derivados lácteos también
se deben evitar en el primer año en niños con alto riesgo de desarrollar
alergia a las proteínas de la leche de vaca (antecedentes de alergia en
familiares de primer grado). En niños de bajo riesgo alérgico es aceptable
introducir pequeñas cantidades de derivados lácteos con el resto de alimentos,
antes de los 12 meses, siempre que no se convierta en la bebida principal.
Es importante dejar que el niño vaya probando, respetar sus gustos, alimentarle despacio y con paciencia, minimizando las distracciones (evitar la televisión) y, sobre todo, no forzar ni obligarle a comer. Hay que recordar que hasta el año de vida se debe ofrecer primero el pecho y luego los otros alimentos que complementan a la leche. Información elaborada por el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría.http://www.llli.org/lang/espanol/lactancia.htmlhttp://enfamilia.aeped.es/autores/comite-lactancia-materna-aep
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